
En un almacén de recuerdos señalo la góndola intacta, mientras, miro en el sueño frágil un puñado de monedas con las cuales pagaba tus besos. Pinto con cerezas un cuarto al jardin, y rio junto a Frida, fingiendo felicidad.
Y pensaba que en su mundo la perfeccion era una melodia que sonaba constantemente, hasta que abrio los ojos y no habia mas que silencio
No hay comentarios:
Publicar un comentario